La farmacéutica Pfizer mata a 11 niños en Nigeria a causa de un ensayo clínico.

Los desastres de la medicina convencional, la medicina alopática de la cual Occidente es tan orgulloso, son cada día más evidentes.

Desgraciadamente por un lado quien sufre estos desastres médicos no tiene valor de denunciarlos, por el otro los medios de comunicación no los dan a conocer a la opinión pública; la presión y el enorme poder económico de las farmacéuticas compra casi siempre el silencio de unos y otros. Si a esto le añadimos la complicidad de todos los gobiernos con el lobby farmacéutico, es fácil entender porque todos estos despropósitos de la medicina no se paran y castigan.

Los ejemplos son numerosísimos y tocan todos los sectores de la población, desde los niños hasta los adultos o los ancianos.

En este caso la noticia es que la farmacéutica estadounidense Pfizer se ha visto implicada en una acción de corrupción política en Nigeria para evitar sentarse en el banquillo de los acusados a causa de las consecuencias desastrosas del ensayo clínico de un medicamento llamado Trovan. Los medios de comunicación escritos igual que los digitales se hacen eco de la historia y nos explican que Pfizer pagó a unos detectives privados para destapar los negocios turbios del fiscal que estaba investigando el tema de los abusos en el ensayo clínico.

La multinacional americana de la salud pasó la turbia información obtenida a los periódicos locales que publicaron unos cuantos artículos, obligando el fiscal a dejar el caso; seguidamente llegó a un acuerdo con el gobierno de Nigeria para pagar una indemnización de 75millones de dólares, unos 57millones de euros, 10 para los gastos legales, 30 para el gobierno y 35 para los afectados. En los artículos se insinúa que los afectados no llegaron a ver el dinero que, en cambio, se quedaría en manos de los políticos corruptos. Estos son los hechos destacados por los medios de comunicación, hecho por los cuales desde los periódicos se clama al cielo: ¡corrupción, corrupción!, ¡conspiración, conspiración!

Yo sinceramente no tengo palabras para definir en este caso a la prensa, porque ningún periodista resalta lo que debería ser la verdadera noticia a publicar. Ningún periodista profundiza en el verdadero quid de la cuestión. El ensayo clínico de Pfizer se llevó a cabo en Kano, en el norte de Nigeria, y se utilizaron como cobayas humanos los hijos de unas 200 familias del lugar.  Tal y como denunció uno de los médicos que participaron en él, este ensayo violó toda norma ética de experimentación, pero lo más dramático es que murieron una docena de niños y cientos de ellos sufrieron dramáticas secuelas de por vida.

Un gigante de la industria farmacéutica norteamericana mata 11 niños y destroza la vida de 200 familias y la prensa se preocupa del caso de corrupción que se desata posteriormente. Increíble.

¿Dónde se ha visto un criminal que no intente encubrir sus delitos y escapar a la justicia? A mí no me parece indecente que Pfizer pague para evitar procesos y condenas o incluso que conspire para acallar las investigaciones; Pfizer es una empresa criminal, así que es normal que intente cubrir sus crímenes. No le veo nada extraño.

Lo que en cambio me parece indecente es que Pfizer, multinacional que produce y distribuye fármacos en todo el mundo, mate a 11 niños y arruine la vida de 200 familias para experimentar su basura química.

Me parece indecente que además lo haga en un país subdesarrollado de África donde la pobreza induce a aceptar propuestas intolerables que en otros lugares no se aceptarían jamás.

Me parece indecente que los medios de comunicación se hagan eco de la noticia solamente cuando se destapa el caso de corrupción y conspiración, como si el asesinato de los niños no fuera noticia suficiente.

Esta debería ser la verdadera noticia: La farmacéutica Pfizer mata a 11 niños en Nigeria a causa de un ensayo clínico.

Esta debería ser la noticia si los medios de comunicación fueran serios. Libres e independientes, pero ciertamente no lo son.

Como curiosidad: el Trovan, el medicamento que mató a 11 niños y que dejó a cientos de ellos con secuelas de por vida, se aprobó en EE.UU y en Europa, aunque en Europa se retirara posteriormente por los graves problemas hepáticos que produce.