El ibuprofeno duplica el riesgo de aborto

Caja de ibuprofeno

Que los fármacos de la medicina convencional sean un auténtico peligro no es ningún secreto; basta con leer los efectos secundarios listados en los prospectos para darnos cuenta de que el remedio es peor que la enfermedad, sobre todo si consideramos que a las drogas alopáticas hay alternativas muy eficaces como la homeopatía o la naturopatía.

Ningún medicamento químico se salva; al ser artificiales, todos son antinaturales, como antinatural es la medicina alopática.

A principio de este año nos enteramos que el ibuprofeno aumenta de un 24% las posibilidades de padecer un infarto (leelo aquí) y ahora salen a la luz otros datos que explican que este popular y muy vendido antiinflamatorio aumenta el riesgo de aborto.

Concretamente la toma de ibuprofeno en la primera fase del embarazo puede duplicar el riesgo de sufrir un aborto espontáneo.

El estudio ha sido realizado por la Universidad de Montreal y publicado en la revista Canadian Medical Association Journal; las conclusiones que se leen son muy claras y apuntan a que tomar estos antiinflamatorios unos 15 días antes de la concepción y durante las primeras 20 semanas de embarazo está asociado con un riesgo 2,4 veces mayor de sufrir un aborto involuntario.

En este caso el estudio analizaba todos los fármacos antiinflamatorios no esteroides, o sea ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, rofecoxib y celecoxib, y todos han demostrado la misma peligrosidad independientemente de la dosis ingeridas. De hecho el estudio precisa que cualquier cantidad puede incrementar las probabilidades de aborto espontáneo.

Estos fármacos son indicados para numerosas patologías y síntomas comunes como la fiebre, el dolor o la inflamación; se suelen tomar como si fueran caramelos y en las farmacias se venden sin receta médica aunque la precisen.

La medicina oficial, la alopatía, demuestra cada día más que sus remedios químicos son tóxicos y peligrosos además de antinaturales. Las farmacéuticas son las protagonistas de prácticas comerciales discutibles, cuando por ejemplo callan dañinos efectos secundarios de sus medicamentos o compran la conciencia de médicos e investigadores sin escrúpulos dispuestos a dar el visto bueno a estos venenos por un puñado de billetes. Todo esto ocurre porque se embolsan cantidades astronómicas de dinero con la venta de sus productos, así que no me extraña que las farmacéuticas distribuyan y vendan sus peligrosas drogas. Para una farmacéutica no existe ética alguna.
Me extraña en cambio que nadie les pare los pies. Los gobiernos y las autoridades competentes no intervienen. ¿Por qué será?

Me extraña en cambio que la gran mayoría de la gente consuma estos productos, considerando además que existen alternativas válidas como la homeopatía o la naturopatía que no tienen los efectos secundarios mortales de los medicamentos de la medicina oficial.