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23 abr 2011

Las antenas de telefonía son peligrosas para la salud humana.


Hacía tiempo que quería publicar un artículo sobre las antenas de telefonía móvil. Mi sentido común me decía que tanta emisión de ondas no podía ser buena para el organismo humano, considerando que se trata de algo artificial, impuesto por la tecnología y la lógica del beneficio económico. Sabemos que cuando se trata de ganancias económicas los escrúpulos de las empresas, ya de por sí inexistentes, no solo pasan en segundo plano, sino que desaparecen totalmente.
La industria de las telecomunicaciones factura billones y billones de euros cada año y además es un mercado en plena expansión; sus estrategias no son diferentes a las de otras multinacionales que pisan los derechos y la salud de la mayoría para su beneficio exclusivo. La tecnología con corazón es una gran mentira.

Me puse manos a la obra y empecé a buscar información, tanto en contra como a favor, y me encontré con la primera sorpresa. Mientras los detractores de las antenas aportan cantidad de datos y una casuística escalofriante sobre los daños para el organismo, las empresas de telefonía se limitan a declarar que las antenas no son peligrosas sin aportar información fiable. Sospechoso, ¿verdad?
En segundo lugar me encontré con otra situación que no fue una sorpresa, sino que cumple el típico guión de los casos de manipulación de la verdad a daño de las masas; las voces que se levantan para defender las antenas de telefonía pertenecen a expertos vinculados de una y otra manera al lobby de la telecomunicación. Cuando se trata de encubrir la realidad, las multinacionales cuentan con una legión de científicos, médicos y expertos en general que no dudan ni un segundo en venderles su alma por un buen fajo de billetes. De aquí que sus informes, pierden para mí toda su credibilidad.

En medio de tanta información, datos contradictorios, testimonios de víctimas y de defensores de las antenas, me encontré con un reportaje muy interesante que primero quise resumir, pero que finalmente he decidido publicar ya que habla del problema de las antenas de una forma clara.
Quien sigue mis artículos sabe que no soy un amante de las estadísticas y menos de las aportaciones de los científicos; prefiero dejarme guiar por el sentido común y por la observación de las cosas. El reportaje a continuación se luce por tener rigor científico, así que le gustará particularmente a quien necesita eso para creerse las cosas. Yo sigo prefiriendo el sentido común, que desde siempre me decía que las antenas de telefonía, simplemente por ser unas emisiones artificiales lejanas a la realidad de la madre Tierra, esconden grandes riesgos para la salud humana.
Sea lo que sea, la conclusión es la misma: las antenas de telefonía causan graves problemas al organismo humano.


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