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7 abr 2011

Barcelona, el aire contaminado y un Ayuntamiento ausente.



La primavera ha llegado a la Ciudad Condal y estamos todos locos por absorber loa rayos del astro padre, así que las terrazas y las calles se llenan de gente. No voy a ser menos y salgo de mi cubículo para dirigirme a la Barceloneta con el bicing.
Confieso que no soy un deportista, pero respirar con fatiga después de haber recorrido ni siquiera 20 metros me parece demasiado. No tengo alergia primaveral, así que no puede ser el polen que ya llena el aire a provocarme esta sensación de ahogo. Tampoco sufro patologías cardíacas, así que es inevitable preguntarme qué ocurre.
Reflexionando y reflexionando, caigo en que no es la primera vez que ocurre; incluso me he medio ahogado simplemente andando por la calle, sin hacer particular esfuerzo.
Llego al puerto y entonces se hace la luz. La ciudad para variar está cubierta de una capa anaranjada que enturbia el horizonte. Todo Barcelona está inmerso en esta capa de mierda atmosférica que hace que me resulte difícil respirar.
Barcelona, meta de aquel turismo low cost que toca tanto los cataplines a sus habitantes pero que parece encantarle al Ayuntamiento, está recubierta de una capa naranja marrón que da miedo ver. Montjuic no se ve bien, Badalona no se ve bien, Collserola no se ve bien y entonces surge la constatación…todos los que vivimos en la perla del Mediterráneo estamos respirando esta mierda.
Intento olvidarme del tema para no amargarme el día soleado, pero la peste a smog que se respira es demasiado. Ni siquiera cuando abro el periódico sentado a una terraza intentando sublimar la contaminación me puedo olvidar de ella.
La Fiscalía pide información a la Generalitat sobre la calidad del aire en Barcelona, leo en la Vanguardia. Leo rápidamente el artículo y descubro que se incumplen todos los parámetros establecidos por la Unión Europea con respecto a la calidad del aire que acorta la vida a los barceloneses una media de 14 meses. Las pocas mediciones disponibles además demuestran que jamás se han respetado los parámetros y que los polvos finos están por las nubes, mejor dicho están por el aire. Leo que Barcelona está entre las cuatro ciudades europeas con el peor aire. No me sorprende; vivo en ella y veo cada día la capa apestosa que la recubre.
Lo que más sorprende en cambio son las medidas que el Ayuntamiento toma para mejorar la respiración de sus habitantes: ninguna. El Ayuntamiento no hace nada.
Se preocupa de atraer el turismo barato de borrachuzos que ensucian y molestan porque esto en las estadísticas la sitúa como una ciudad muy visitada. Se preocupa de reglar las estatuas humanas en la Rambla que en realidad no molestan a nadie. Se preocupa de imponer normas de civismo que solo demuestran lo incívica que es la gente.
¡Felicidades! Una actuación digna de una ciudad que pretende, sin lograrlo evidentemente, ser un referente de habitabilidad en Europa.

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