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31 oct 2011

Ya somos 7mil millones de habitantes en la Tierra.

Según estimaciones de la O.N.U. hoy ha nacido el ciudadano que eleva la población mundial a la cifra de 7mil millones de habitantes.
Siempre que nace una nueva vida la gente se alegra, pero yo hoy no siento especial alegría. Más bien siento una mezcla de pena y tristeza.
Oficialmente se trata de una niña nacida en Filipinas, pero esta niña representa para mí a todos los niños que han nacido en la última década y a los que nacerán en el futuro próximo.
Debería alegrarme, pero no puedo evitar preguntarme qué mundo van a encontrar estas criaturas.

La contaminación atmosférica, del agua, de la tierra ha llegado a un punto insostenible. La deforestación, la pesca indiscriminada, el uso de combustibles fósiles, la explotación incontrolada de los recursos naturales ha roto los equilibrios de la Tierra.
El capitalismo salvaje está concentrando la riqueza y el bienestar en manos de unos pocos abriendo una brecha entre pobres y ricos que es cada vez mayor. La globalización está convirtiendo a la humanidad en esclava de las multinacionales y de los lobby del poder financiero.
Los gobernantes de todo el mundo han dado suficientes pruebas de que no gobiernan para la gente, sino para ellos mismos, para los banqueros, los especuladores y los delincuentes. El dinero los corrompe con demasiada facilidad.
De hecho el dinero se ha convertido para la mayoría en el único valor, por encima de la justicia social o de la solidaridad por ejemplo. Todo en este mundo tiene un precio, así que todo puede ser comprado o vendido. Lo puedes comprar si tienes el dinero, pero si no lo tienes algún banco o financiera te lo prestará, sangrándote luego hasta el final de tus días para que se lo devuelvas. Si no puedes devolverlo, simplemente te quitarán hasta los calzoncillos.
En este mundo las personas no valen por lo que son, sino por lo que tienen. Cuenta más una cartera llena de billetes que una cabeza llena de sabiduría. El conocimiento también se ha convertido en un producto para vender y ganar dinero, así que todo vale mientras venda.
La industria de la salud vela más por incrementar sus beneficios que por la salud de la gente, pero lo mismo hacen la biotecnología, la agroindustria o la industria alimentaria. Los pesticidas contaminan peligrosamente frutas y verduras, la carne proviene de animales maltratados e hinchados a medicamentos. En los últimos años los OGM y los animales clónicos están siendo autorizados para consumo humano, sin saber cuáles consecuencias traerán para los consumidores.

Podría seguir, pero llenaría páginas y páginas. Mi pensamiento en cambio vuelve a lDanica. En este mundo la pequeña filipina casi seguramente tendrá una instrucción pobre, accederá con suerte a un trabajo donde la explotará alguna multinacional que se enriquece gracias a mano de obra barata. Verá como los especuladores terminan de agotar los recursos naturales de su tierra. Vivirá en un micropiso en una ciudad contaminada y malsana. Todo esto si tiene suerte, porque si no la tiene terminará luchando para poder comer una vez al día o quizás caerá en manos de alguna mafia que la obligará a vender su cuerpo.
Alguien me llamará pesimista o me dirá que exagero, pero a todos ellos los remito a las páginas de los periódicos.
Yo por mi parte, no consigo alegrarme por este nacimiento 7mil millones…


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