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8 may 2012

El maíz transgénico de Monsanto provoca fallos en los órganos

Maíz Monsanto
La cultura de los transgénicos es una aberración y un atentado contra toda ley coherente de la naturaleza. Al día de hoy con la gran cantidad de información disponible sobre los extensos daños directos e indirectos provocados por el cultivo de los transgénicos defender los cultivos de empresas como Monsanto quieres decir solo dos cosas: somos ignorantes, en el sentido que ignoramos la realidad de las cosas, o somos de Monsanto.

Otro estudio se ha unido a los que ya existen para demostrar la peligrosidad de los cultivos transgénicos para la salud. Un equipo de investigadores franceses ha publicado en el International journal of Biological Science un estudio que demuestra como tres variedades de maíz genéticamente modificado por la multinacional estadounidense afectan el funcionamiento de varios órganos vitales. Concretamente han demostrado que las semillas Mon863, Mon810 y Nk603 provocan fallos en el corazón, el hígado, los riñones, el bazo, las glándulas suprarrenales e incluso las células sanguíneas de las ratas de laboratorio cuando se incluyen en su dieta.

Los investigadores dejan claro que el maíz de Monsanto es tóxico para la salud, así que no se entiende cómo es posible que en EE.UU. y Europa tales variedades de maíz estén aprobadas para el consumo. No se entiende a menos que no se sepa que las autoridades que deberían velar por la salud de la población por un lado y los políticos que legislan por el otro están completamente vendidos a empresas como Monsanto. En EE.UU., y tristemente cada vez más también en Europa, es común ver a dirigentes de multinacionales que terminan trabajando para la administración pública o al revés. Esto provoca una clara injerencia del capitalismo privado en asuntos tan delicados como la alimentación o la salud de las personas; se genera así una odiosa connivencia entre poder legislativo y dinero en detrimento de los intereses de los ciudadanos.

Multinacionales como Monsanto deberían desaparecer del mapa, pero es evidente que la cantidad de dinero que mueven es tan impresionante que es capaz de comprar las conciencias de políticos y dirigentes de agencias como la FDA o EFSA (Autoridad europea de seguridad alimentaria).

Si el maíz es tóxico, ¿no lo son las patatas y demás alimentos transgénicos que ya se están consumiendo?

Los consumidores están vendidos a Monsanto y demás multinacionales. Borrego, sigue borregueando...


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