O.N.U |
Cuando se habla del Nuevo Orden Mundial, New World Order en inglés, para muchos la imaginación se va hacia historias que son una mezcla de fabulosas conspiraciones, masonería, OVNI, oscuras sectas, secretos encuentros de grupos elitistas y demás misterios fascinantes.
Muchos autores literarios han contribuido a crear esta imagen entre novela de intriga y de ciencia ficción que al final confunde el público. No sé sabe si hablan de realidad o de ficción.
Estos autores no reciben censura ni son silenciados porque en realidad, a pesar de sus sinceras intenciones, con sus teorías distraen el público de lo que está ocurriendo en el mundo desde hace décadas. ¿Cuál es la mejor manera de ocultar la realidad? Enseñarla entremezclada a elementos de ficción. De esta manera la mayoría de la gente terminará creyéndose que la realidad no es real. No es de extrañar que los dejen hablar.
Sin embargo, más allá de vuelos literarios más o menos oportunos, el Nuevo Orden Mundial es una visión del mundo, de la vida que tiene un grupo de personas, la llamada élite. Son personas adineradas, apátridas, la élite del dinero, que quieren imponer su idea del orden en este planeta. Para ello utilizan sus capitales y, como en la Tierra el dinero es una buena arma de persuasión, se han situado directa o indirectamente en los pasillos de la política, de la justicia, de la economía.
Su orden planetario implica:
- Creación de un gobierno mundial oligárquico
- Imposición del mercado libre a través del neoliberalismo
- Reducción y control de la población
- Globalización cultural
- Globalización espiritual a través de la creación de una gran conciencia única
Para lograr sus objetivos la élite utiliza una serie de estrategias como la manipulación de la economía o el control de los gobiernos locales. Tienen su plan particular y simplemente lo quieren llevar a cabo.
Hasta aquí no le veo nada raro; es una gente que quiere preservar sus intereses y llevar a cabo su plan.
Para mí lo raro es que el nuevo orden mundial para existir se ha de imponer. No me parece raro que quien crea en él lo quiera imponer; al fin y al cabo es lo mismo que hacen las religiones monoteístas que imponen sus cultos. Los mueve la misma energía.
Lo raro para mí es el hecho de la imposición en sí. El Orden en el Universo no necesita imponerse. El Orden de la naturaleza transcurre sin imposiciones; las estaciones ocurren, el día y la noche se alternan, los planetas giran alrededor del sol que a su vez tiene sus ciclos y todo ocurre sin alguna imposición u obligación. Ocurre. Es el Orden Natural y no necesita imponerse ni tanto menos que alguien lo imponga. El Orden Natural simplemente ocurre por sí solo. Por esto desconfío de toda teoría, filosofía, religión, ideología que necesita imponer el orden que sea; por eso desconfío de las personas, sean satanistas, masones o apuestos moralistas, que quieren imponer el Nuevo Orden Mundial. Es un orden impuesto y por lo tanto no es natural. El Nuevo Orden Mundial se ha de imponer, el Orden Natural no.
A partir de aquí podemos discutir sobre quién es esa elite, que implicaciones energéticas tiene, cuál es su credo, qué pretenden, cuáles métodos de presión oculta y no oculta utilizan para imponer su idea del mundo, pero yo me quedo con la constatación de que su orden es un orden impuesto y por lo tanto no es natural ni universal. Al revés su orden es artificial y particular.
Como prefiero lo natural frente a los artificios impuestos, no necesito pensar en oscuras confabulaciones ni misteriosas conspiraciones. La constatación de que el Nuevo Orden Mundial es artificial y particular me basta para hacerme desconfiar de sus propuestas.
Para quien quiera profundizar sobre el Nuevo Orden Mundial aconsejo el documental Invisible Empire. Es interesante aunque un poco largo; naturalmente se ha de ver manteniendo una actitud crítica.
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE