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24 jul 2011

¿Qué es el New World Order, el Nuevo Orden Mundial? - Invisible empire.

O.N.U
Cuando se habla del Nuevo Orden Mundial, New World Order en inglés, para muchos la imaginación se va hacia historias que son una mezcla de fabulosas conspiraciones, masonería, OVNI, oscuras sectas, secretos encuentros de grupos elitistas y demás misterios fascinantes.
Muchos autores literarios han contribuido a crear esta imagen entre novela de intriga y de ciencia ficción que al final confunde el público. No sé sabe si hablan de realidad o de ficción.
Estos autores no reciben censura ni son silenciados porque en realidad, a pesar de sus sinceras intenciones, con sus teorías distraen el público de lo que está ocurriendo en el mundo desde hace décadas. ¿Cuál es la mejor manera de ocultar la realidad? Enseñarla entremezclada a elementos de ficción. De esta manera la mayoría de la gente terminará creyéndose que la realidad no es real. No es de extrañar que los dejen hablar.

Sin embargo, más allá de vuelos literarios más o menos oportunos, el Nuevo Orden Mundial es una visión del mundo, de la vida que tiene un grupo de personas, la llamada élite. Son personas adineradas, apátridas, la élite del dinero, que quieren imponer su idea del orden en este planeta. Para ello utilizan sus capitales y, como en la Tierra el dinero es una buena arma de persuasión, se han situado directa o indirectamente en los pasillos de la política, de la justicia, de la economía.
Su orden planetario implica:
  • Creación de un gobierno mundial oligárquico
  •  Imposición del mercado libre a través del neoliberalismo
  • Reducción y control de la población
  •  Globalización cultural
  • Globalización espiritual a través de la creación de una gran conciencia única

Para lograr sus objetivos la élite utiliza una serie de estrategias como la manipulación de la economía o el control de los gobiernos locales. Tienen su plan particular y simplemente lo quieren llevar a cabo.
Hasta aquí no le veo nada raro; es una gente que quiere preservar sus intereses y llevar a cabo su plan.

Para mí lo raro es que el nuevo orden mundial para existir se ha de imponer. No me parece raro que quien crea en él lo quiera imponer; al fin y al cabo es lo mismo que hacen las religiones monoteístas que imponen sus cultos. Los mueve la misma energía.
Lo raro para mí es el hecho de la imposición en sí. El Orden en el Universo no necesita imponerse. El Orden de la naturaleza transcurre sin imposiciones; las estaciones ocurren, el día y la noche se alternan, los planetas giran alrededor del sol que a su vez tiene sus ciclos y todo ocurre sin alguna imposición u obligación. Ocurre. Es el Orden Natural y no necesita imponerse ni tanto menos que alguien lo imponga. El Orden Natural simplemente ocurre por sí solo. Por esto desconfío de toda teoría, filosofía, religión, ideología que necesita imponer el orden que sea; por eso desconfío de las personas, sean satanistas, masones o apuestos moralistas, que quieren imponer el Nuevo Orden Mundial. Es un orden impuesto y por lo tanto no es natural. El Nuevo Orden Mundial se ha de imponer, el Orden Natural no.
A partir de aquí podemos discutir sobre quién es esa elite, que implicaciones energéticas tiene, cuál es su credo, qué pretenden, cuáles métodos de presión oculta y no oculta utilizan para imponer su idea del mundo, pero yo me quedo con la constatación de que su orden es un orden impuesto y por lo tanto no es natural ni universal. Al revés su orden es artificial y particular.
Como prefiero lo natural frente a los artificios impuestos, no necesito pensar en oscuras confabulaciones ni misteriosas conspiraciones. La constatación de que el Nuevo Orden Mundial es artificial y particular me basta para hacerme desconfiar de sus propuestas.

Para quien quiera profundizar sobre el Nuevo Orden Mundial aconsejo el documental Invisible Empire. Es interesante aunque un poco largo; naturalmente se ha de ver manteniendo una actitud crítica.




PRIMERA PARTE




SEGUNDA PARTE

13 jul 2011

Moody’s, Standard and Poor’s, Fitch, agentes del nuevo orden mundial.

No soy periodista, no soy analista económico ni político. Solo soy una persona perdida en medio del holograma, una persona que piensa y que se hace preguntas.
Desde que empezó la crisis provocada por el lobby neoliberal para extender sus garras sobre el planeta me he visto obligado a aprender un lenguaje que hasta ahora desconocía: tipo de interés, prima de riesgo, diferencial de deuda, ibex, deuda soberana, son algunas de estas expresiones que escuchamos a diario en todos los medios de comunicación. Son palabras que ocultan conceptos mefistofélicos, tortuosos, alejados de la cotidianidad de la gente que no llega a final de mes porque suben los impuestos, suben los precios, sube la hipoteca, sube la matrícula universitaria, sube la gasolina. Mientras tanto las tijeras de los gobiernos cortan sueldos, cortan el estado de bienestar, cortan las prestaciones sociales y sanitarias, cortan la educación pública; cortan lo público y se lo entregan al sector privado. Es sabido por ejemplo que en España la educación está en manos de la iglesia católica.

Entre tanto caos en los últimos años a medida que la crisis se afianzaba en todo el mundo ha tomado protagonismo un deus ex machina todopoderoso que no se llama Iahveh o Alá, sino agencia de calificación. Igual que el padre, el hijo y el espíritu santo también es una trinidad cuyos miembros se llaman Moody’s, Standard & Poor’s e Fitch.
Pocos sabían de su existencia y de pronto el gran público se ha enterado de que existe una gente indefinida que califica, da votos, valora la solvencia de los estados, de los bancos, de las empresas. Esta trinidad hace previsiones económicas; ajusta, sube, baja el rating tanto de las finanzas privadas como de las públicas, basándose en misteriosos criterios de funcionamiento de los mercados.
Todo el mundo está pendiente de sus labios; Moody’s rebaja la calificación de Portugal o Irlanda y se produce uno tsunami financiero. Fitch decide que Grecia va a la quiebra y Europa entera tiembla.
No importa si en más de una ocasión estos expertos analistas han metido la pata como con en el caso de la compañía eléctrica Enron que en 2001 quebró a los pocos días de haber recibido un alto rating. Igualmente, antes del estallido en 2008 de la crisis, las mismas agencias habían calificado con buenas notas aquellos productos financieros que finalmente fueron los responsables de las especulaciones y causaron la situación actual. Por estas calificaciones Moody’s está indagada y deberá comparecer delante de las autoridades bursátiles de Estados Unidos para dar explicaciones.
No importa si la trinidad ha demostrado ampliamente que no es infalible. A pesar de esto sigue siendo omnipotente; el entramado económico responde a sus inputs.

No soy analista, periodista, político ni empresario. Solo pienso y llego a conclusiones observando lo que ocurre a mi alrededor.
Observo que esta trinidad todopoderosa está marcando el destino de millones de personas a través de sus calificaciones. Observo que estos millones de personas no se benefician de unas calificaciones discutibles, mientras al contrario se beneficia el mercado. Se benefician los especuladores.
Pienso y llego a la conclusión que si no se benefician los pueblos sino el mefistofélico mercado, entonces las agencias de rating están al servicio de los mercados. Las agencias de rating están al servicio del lobby neoliberal liberticida y democraticida.
Pienso y llego a la conclusión que forman parte del problema y no de la solución. Las agencias de rating son especuladores encubiertos.
Para mí que no soy un periodista, un político, un analista económico ni un empresario sino que solo pienso, está claro que estas agencias de calificación forman parte del entramado neoliberal que quiere imponer el nuevo orden mundial. Con su comportamiento se perfilan como uno de los brazos del nuevo orden mundial oligárquico. Son ellas mismas un oligopolio.

¿Por qué entonces nuestros gobiernos democráticamente elegidos no los envían a freír espárragos? Otra vez pienso y llego a la conclusión que los gobiernos también están implicados en este juego sucio; es la corrupción política. Hacen ver que se indignan cuando pasa algo como el reciente ataque de la trinidad a Portugal, Irlanda o Italia, pero todo sigue igual. No hacen nada. Todo sigue igual porque ambos forman parte del mismo engranaje: el nuevo orden mundial.
Los gobiernos actuales son títeres del nuevo orden mundial.
Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch son agentes del nuevo orden mundial. Un oligopolio al servicio de la oligarquía.

5 jul 2011

Champix, fármaco de Pfizer para dejar de fumar, aumenta el riesgo de infarto.

Champix
Cada vez que un investigador independiente hace algún estudio sobre medicamentos los usuarios de la medicina oficial no ganan para sustos. La industria de la salud está más interesada en sus incalculables beneficios que al bienestar de los pacientes, por esta razón maquilla los resultados de los ensayos clínicos, unta de dinero las agencias de los medicamentos como la FDA o la agencia europea del medicamento, compra la conciencia de médicos e investigadores. Los laboratorios farmacéuticos son más bien fábricas de enfermedades que venden medicamentos para ganar dinero, no para curar enfermos. Es su único objetivo.

Estas prácticas salpican a toda la jerarquía de esta industria y son cada vez más denunciadas por investigadores independientes que no cobran ni un céntimo de los laboratorios o por las asociaciones de consumidores. Las demandas colectivas de usuarios afectados por los fatales efectos secundarios de los fármacos aprobados para la venta empiezan tímidamente a hacerse camino, aunque estemos lejos de ver una respuesta eficaz por parte de la justicia. Los millones que manejan los laboratorios farmacéuticos no solo compran médicos e investigadores, sino también abogados y jueces.
El último caso con una gran repercusión mediática fue él de Avandia, un medicamento contra la diabetes de GlaxoSmithKline. En septiembre de 2010 fue retirado del mercado, después de que Steven E. Nissen, cardiólogo de la Clínica de Cleveland, publicara en 2007 que el fármaco generaba serios problemas cardiovasculares. Tres años y unos cuantos muertos tardaron las autoridades en reaccionar.
Ahora en el punto de mira encontramos otra vez uno de los gigantes de la enfermedad, Pfizer. Este laboratorio tiene un buen curriculum de prácticas inmorales e ilegales; hace poco más de medio año se vió obligado a retirar del mercado el Thelin (leer), fármaco para los pulmones, después de que se acertara que provocaba hepatotoxicidad y matara a unas cuantas personas. Sin embargo los asesinatos conocidos de Pfizer no terminan aquí; de hecho fue también responsable directo de la muerte de varios niños en Nigeria (leer) durante el ensayo de un medicamento llamado Trovan.
Ahora el medicamento cuestionado se llama Champix, primer fármaco producido por la industria de la enfermedad para dejar de fumar. Ya en 2008 se observó que provoca graves trastornos neuropsiquiátricos como cambios en el comportamiento, agitación nerviosa, pérdida de conciencia, momentos de blackout mental, humor deprimido, ideas suicidas e intentos de suicidio o suicidio completado, sin embargo no fue retirado del mercado. Solo fue prohibida la venta a los pilotos de avión.

Como si esto no fuera suficiente para que intervinieran las autoridades que deberían velar por la salud de los ciudadanos, un nuevo estudio llevado a cabo por unos investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en EE.UU, y publicado en estos días por la revista de la Asociación Médica de Canadá, demuestra que la varenicilina aumenta el riesgo de padecer problemas cardiovasculares. La vareniclina es el principio activo del Champix y en las pruebas independientes se observó que incrementa del 72% los casos de angina, isquemia, infarto o muerte súbita.

¿Qué ha contestado Pfizer a todo esto? Que con menos de 500 casos conocidos los resultados de las pruebas son estadísticamente poco relevantes. Esto equivale a decir que hasta que no haya suficientes infartos, anginas o muertes súbitas que demuestren su peligrosidad el fármaco se considera seguro. Bueno, habrá que esperar a que haya suficientes muertos para que las autoridades que deberían proteger a los ciudadanos de los despropósitos del lobby de la enfermedad actúen. El sistema está podrido; no hay nada nuevo bajo el sol. Mientras esperamos estas muertes que condenen definitivamente el Champix, siempre nos quedan las medicinas naturales y ancestrales, si los decretos de la UE no las quitan de en medio.

Si alguien está interesado en dejar de fumar sin padecer efectos secundarios, le aconsejo las flores de Bach (leer). No tienen contraindicaciones, no tienen efectos secundarios, son naturales y no engordan el omnipotente lobby de la enfermedad.