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13 jul 2011

Moody’s, Standard and Poor’s, Fitch, agentes del nuevo orden mundial.

No soy periodista, no soy analista económico ni político. Solo soy una persona perdida en medio del holograma, una persona que piensa y que se hace preguntas.
Desde que empezó la crisis provocada por el lobby neoliberal para extender sus garras sobre el planeta me he visto obligado a aprender un lenguaje que hasta ahora desconocía: tipo de interés, prima de riesgo, diferencial de deuda, ibex, deuda soberana, son algunas de estas expresiones que escuchamos a diario en todos los medios de comunicación. Son palabras que ocultan conceptos mefistofélicos, tortuosos, alejados de la cotidianidad de la gente que no llega a final de mes porque suben los impuestos, suben los precios, sube la hipoteca, sube la matrícula universitaria, sube la gasolina. Mientras tanto las tijeras de los gobiernos cortan sueldos, cortan el estado de bienestar, cortan las prestaciones sociales y sanitarias, cortan la educación pública; cortan lo público y se lo entregan al sector privado. Es sabido por ejemplo que en España la educación está en manos de la iglesia católica.

Entre tanto caos en los últimos años a medida que la crisis se afianzaba en todo el mundo ha tomado protagonismo un deus ex machina todopoderoso que no se llama Iahveh o Alá, sino agencia de calificación. Igual que el padre, el hijo y el espíritu santo también es una trinidad cuyos miembros se llaman Moody’s, Standard & Poor’s e Fitch.
Pocos sabían de su existencia y de pronto el gran público se ha enterado de que existe una gente indefinida que califica, da votos, valora la solvencia de los estados, de los bancos, de las empresas. Esta trinidad hace previsiones económicas; ajusta, sube, baja el rating tanto de las finanzas privadas como de las públicas, basándose en misteriosos criterios de funcionamiento de los mercados.
Todo el mundo está pendiente de sus labios; Moody’s rebaja la calificación de Portugal o Irlanda y se produce uno tsunami financiero. Fitch decide que Grecia va a la quiebra y Europa entera tiembla.
No importa si en más de una ocasión estos expertos analistas han metido la pata como con en el caso de la compañía eléctrica Enron que en 2001 quebró a los pocos días de haber recibido un alto rating. Igualmente, antes del estallido en 2008 de la crisis, las mismas agencias habían calificado con buenas notas aquellos productos financieros que finalmente fueron los responsables de las especulaciones y causaron la situación actual. Por estas calificaciones Moody’s está indagada y deberá comparecer delante de las autoridades bursátiles de Estados Unidos para dar explicaciones.
No importa si la trinidad ha demostrado ampliamente que no es infalible. A pesar de esto sigue siendo omnipotente; el entramado económico responde a sus inputs.

No soy analista, periodista, político ni empresario. Solo pienso y llego a conclusiones observando lo que ocurre a mi alrededor.
Observo que esta trinidad todopoderosa está marcando el destino de millones de personas a través de sus calificaciones. Observo que estos millones de personas no se benefician de unas calificaciones discutibles, mientras al contrario se beneficia el mercado. Se benefician los especuladores.
Pienso y llego a la conclusión que si no se benefician los pueblos sino el mefistofélico mercado, entonces las agencias de rating están al servicio de los mercados. Las agencias de rating están al servicio del lobby neoliberal liberticida y democraticida.
Pienso y llego a la conclusión que forman parte del problema y no de la solución. Las agencias de rating son especuladores encubiertos.
Para mí que no soy un periodista, un político, un analista económico ni un empresario sino que solo pienso, está claro que estas agencias de calificación forman parte del entramado neoliberal que quiere imponer el nuevo orden mundial. Con su comportamiento se perfilan como uno de los brazos del nuevo orden mundial oligárquico. Son ellas mismas un oligopolio.

¿Por qué entonces nuestros gobiernos democráticamente elegidos no los envían a freír espárragos? Otra vez pienso y llego a la conclusión que los gobiernos también están implicados en este juego sucio; es la corrupción política. Hacen ver que se indignan cuando pasa algo como el reciente ataque de la trinidad a Portugal, Irlanda o Italia, pero todo sigue igual. No hacen nada. Todo sigue igual porque ambos forman parte del mismo engranaje: el nuevo orden mundial.
Los gobiernos actuales son títeres del nuevo orden mundial.
Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch son agentes del nuevo orden mundial. Un oligopolio al servicio de la oligarquía.

3 comentarios:

  1. Brutal esta reflexión y sus conclusiones, es lo mismo que pensamos muchos, cada dia mas... cuando seamos suficientes, los haremos caer a todos y los enviaremos donde se merecen, que todavia no se donde es porque en el infierno no creo, pero tendra que ser un lugar muy oscuro :)

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  2. Un excelente articulo compañero! Todos son parte de la agenda. Herramientas cuidadosamente diseñadas para derrocar economias, para convertir deuda privada en pública que pagaremos democraticamente los ciudadanos - que para pagar la democracia si existe-
    ¿Sólo con privatizar la banca mundial se acabaria hasta con el hambre!
    A mi se me ocurre un Tribunal para juzgarlos formado por los pueblos de los paises invadidos por petroleo, de los desauciados por la salida a bolsa de los productos alimenticios, en fin todos nosotros el pueblo sabremos levantar guillotinas y saldar como se debe esta opresión de siglos.

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  3. Gracias...estoy convencido de que llegará el momento porque se están pasando mucho y sobre todo últimamente actúan con un descaro que es demasiado...

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