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16 jun 2011

El Pacto del euro - atraco del neoliberalismo a la colectividad.

Reunión del Pacto del euro.
Me pregunto si a estas alturas hay alguien que aún cree que la crisis económica que estamos viviendo es el simple fruto de un ciclo económico de normales altibajos y que por lo tanto llegará a su fin como ha sucedido históricamente en otras ocasiones. Personalmente me uno a todas aquellas personas que creen que se trata en realidad de una crisis inducida por las oligarquías del neoliberalismo para hacerse con el control de la economía mundial. Han creado esta crisis para tener la libertad de introducir duras medidas de recortes y ajustes que de otra manera no hubieran sido toleradas por la gente en un sistema democrático.
El neoliberalismo, grosso modo, es una doctrina económica que predica reducir al máximo la intervención estatal para favorecer la iniciativa privada y el libre mercado capitalista. Dicho de otra manera, el neoliberalismo pretende quitar de en medio las democracias, la voluntad y soberanía colectiva del pueblo para favorecer la oligarquía, la voluntad minoritaria de unos pocos. El neoliberalismo es un robo legalizado a las comunidades ya que favorece que unos pocos -bancos, empresarios sin escrúpulos y multinacionales con el consentimiento de los políticos- se apoderen de los bienes que pertenece a todos. La privatización, es decir la concentración de los recursos en manos del capital privado, es una de sus armas principales.

El reciente discurso de Obama delante del parlamento británico (lee el post) indica que estamos frente a un recrudecimiento de las políticas neoliberales como respuesta a la crisis económica mundial. Durante su intervención el presidente americano auspició un mayor poder del mercado globalizado frente a las ideologías. Entre líneas dijo que los mercados van a tener más influencia que las ideologías a la hora de determinar estrategias políticas, dando de esta manera un ulterior paso hacia el Nuevo Orden Mundial. Las ideologías pertenecen a la colectividad, mientras que el mercado lo manejan los lobby de poder económico, que no son precisamente altruistas y colectivos.
En todos los países de la zona euro la deuda contraída por unos pocos especuladores está siendo pagada por la colectividad en forma de recortes sociales, subidas de los impuestos sobre el consumo, disminución del gasto público como sanidad, educación, infraestructuras o prestaciones sociales a los desfavorecidos.

Paralelamente se favorecen políticas de reducción de la presión fiscal sobre la producción y la renta, es decir sobre empresas y capital. En estas reestructuraciones neoliberales no se distingue entre los niveles de ingreso de los contribuyentes, de manera que finalmente se grava a la mayoría de la gente que ya tiene dificultades mientras que las grandes fortunas apenas se ven afectadas. En el futuro cercano quien tiene poco tendrá poquísimo, quedándose además expuesto a la falta de ayuda social como ya ocurre en varios países; quien tiene mucho, en cambio, tendrá aún más. Pocos tendrán mucho y muchos tendrán poco. No hace falta ser un adivino para vaticinar la desaparición de la clase media y el aumento de personas que caerán bajo el umbral de la pobreza en los próximos años en Europa con el consiguiente aumento de malestar social. Creo que las protestas ciudadanas aumentarán en lo inmediato y deseo que se pase pronto del nivel de indignación al nivel de enfado.

El siguiente movimiento estratégico del neoliberalismo para acabar con el poder democrático de los estados y favorecer en cambio las oligarquías económicas se llama Pacto del euro, que se firmará el próximo 27 de junio en el parlamento europeo.
A través del Pacto del euro los estados miembros se comprometen a adoptar una serie de medidas comunes para conseguir la estabilidad; prevé la moderación salarial, la contención del gasto en pensiones y prestaciones sociales, la flexibilidad laboral y la coordinación de las políticas fiscales para fomentar el empleo y controlar el déficit.
Sarkozy y Merkel, l'amour toujours.
En otras palabras el Pacto del euro prevé la disminución de los salarios, recortes de pensiones y ayuda social, el aumento de los contratos basura, una mayor facilidad y libertad para el despido y la injerencia de los estados más ricos en las políticas nacionales de los estados más pobres. Este último punto se observa desde hace tiempo en el comportamiento de la cancillera alemana Angela Merkel que impone deberes y austeridad a los socios comunitarios desde su posición hegemónica en el seno de la UE. De hecho el Pacto del euro es básicamente una imposición de los criterios alemanes, matizados por el presidente francés Sarkozy.

Este impopular paquete de medidas que tanto les gusta a los neoliberales se articula en diferentes puntos de entre los cuales me llaman la atención la adecuación de los salarios a la productividad y las reformas de las finanzas públicas.
No soy un economista ni pretendo serlo, así que mis reflexiones se basan simplemente en el sentido común y en la observación de la realidad cotidiana que está viviendo la gente de la calle.
Desconfío de la vinculación salarios/productividad y me da la sensación de que no es una buena noticia para los trabajadores; entiendo que pretende que la retribución de un trabajador iguale el valor de lo que produce. Los expertos me explican que la productividad por trabajador se calcula en base a la producción del país; concretamente se obtiene dividendo la producción total por las horas totales trabajadas. Me suena un poco a chino, pero no creo que se pueda reducir a un frío cálculo un valor, llámese productividad llámese lo que sea, que mide el rendimiento humano que precisamente es humano. Los seres humanos no deberían ser evaluados como máquinas, como los robots que trabajan en las fábricas por ejemplo, sin embargo estos altos cargos que deciden sobre las retribuciones los tratan como máquinas.
No puedo por lo tanto confiar en las medidas que estos altos cargos tomen en sus despachos europeos; no tienen en cuenta los factores humanos y tratan al hombre como si fuera una máquina. Quizás ellos mismos sean máquinas, máquinas en cuerpos humanos, robots que, como en la película Matrix pero de verdad, explotan a los seres humanos para sus torvos beneficios.
Presiento por lo tanto que vincular salarios y productividad esconde en realidad una vuelta de tuerca para acabar con los derechos de los trabajadores y para reforzar el poder de la oligarquía económica. Veo por ejemplo que esta medida quita capacidad de negociación a sindicatos y trabajadores a la vez que me temo que significará en verdad una bajada de los salarios reales.  De hecho ya estamos asistiendo a la disminución de los salarios del sector público y también vemos que en el sector privado la gente gana menos, tanto que los mileuristas ya se han convertido en ochocientoeuristas que no llegan a final de mes. No es ciencia ficción; esto ya está ocurriendo.

Otro punto que me llama la atención del Pacto del euro es el compromiso de los estados a reconsiderar las políticas fiscales para sanear las cuentas y controlar el déficit. La consigna europea en este caso es austeridad.
¿Qué significa austeridad? Lo estamos comprobando en muchos de los estados miembros. Austeridad significa disminución de los salarios, recortes es las prestaciones sociales, recortes en la sanidad pública, recortes en la investigación, recortes en las obras públicas, recortes en cultura y recortes en la educación. Nadie hasta el momento se ha planteado recortar el gasto militar, las eufemísticas misiones de paz, o recortar los despilfarros del entramado burocrático de las administraciones, lo que permitiría ahorrar suficiente dinero como para garantizar las pensiones por ejemplo. Es sin duda una austeridad discutible que recae sobre la gran mayoría de los ciudadanos y se hace doblemente odiosa si consideramos que los verdaderos responsables de la situación de crisis e inestabilidad no son los ciudadanos sino los especuladores y los bancos, aquellos bancos que han sido salvados de la quiebra gracias al dinero público, el dinero de todos. Estamos pagando la factura de la crisis y encima nos imponen austeridad.

En este retorcido plan para garantizar la estabilidad del euro los estados necesitan nuevos ingresos y el neoliberalismo ya tiene la respuesta: privatización. En estos últimos años estamos asistiendo a una nueva ola de privatizaciones de empresas en las cuales el estado participa directamente; en España ya ha comenzado la privatización de Renfe, de Aena y de las loterías. En Italia el gobierno en funciones pretendía privatizar el agua, pero la movilización ciudadana ha bloqueado recientemente este despropósito. Gracias a los referéndums que fueron celebrados en el mes de junio el agua seguirá siendo un bien público.
Sin embargo, las oligarquías del poder económico ya se están frotando las manos gracias a este suculento banquete del cual están excluidos una vez más los ciudadanos de a pie. Como colofón a este plan de estabilidad financiera estamos asistiendo a la subida de los impuestos indirectos, primero entre todos el IVA que algo me dice que volverá a subir en los próximos años.
Los precios de los bienes de consumo suben, los salarios se congelan e incluso la gente gana menos, mientras que la oligarquía del dinero continúa en la cresta de la ola. No me cabe la menor duda de que la clase media va a desaparecer en el futuro y que asistiremos a una neta separación entre una mayoría de explotados, sin muchos recursos, y una minoría de explotadores a los cuales los recursos sobrarán. Si el pueblo no reacciona con contundencia, éste es el escenario más probable.
Todo esto va a ocurrir gracias también a las medidas que los altos cargos que se reúnen en los palacios de la UE deciden como manera de contrarrestar la crisis y recuperar la economía. El pacto del euro es una de ellas. En realidad están dando más poder al neoliberalismo, es decir a los bancos, a las multinacionales, a los especuladores, a las grandes empresas, quitando soberanía a los pueblos.
El pacto del euro es un nuevo ataque de la oligarquía neoliberal a soberanía del pueblo. Es un paso más hacia el establecimiento del Nuevo Orden Mundial que tanto les gusta a los líderes europeos y a Obama.

Creo sinceramente que en todo este proceso aplicado por los diferentes gobiernos nacionales pero detrás del cual se esconde la mano de los poderes macroeconómicos los ciudadanos van a perder bienestar, justicia, nivel de vida y derechos laborales y personales. Las democracias hoy en día están siendo violadas por un grupo de personas sin escrúpulos que reconocen el único poder del dinero y de los mercados.
Es un escenario bastante oscuro, pero no todo está perdido. En estos casos me suena como un estribillo en la mente la famosísima frase: el pueblo unido jamás será vencido. El pueblo unido jamás será vencido. El pueblo unido jamás será vencido.
Para que los pueblos se unan hay que explicarles lo que está pasando en los despachos del poder y que la información oficial no cuenta.  Hay que informar sobre las odiosas medidas que se están tomando como el pacto de euro. Informar, manifestar, posicionarse claramente, resistir y si es necesario luchar. Personalmente creo que la situación es tan sumamente crítica que hace falta empezar a organizar una forma de resistencia post-pacifica. No creo que la indignación y el diálogo sean suficientes. La colectividad está siendo privada de sus derechos y de su poder, a la vez que una minoría se está haciendo con el control del mundo a través de la economía.
¿Hasta cuándo los pueblos aguantarán estos ataques sin responder?
La próxima noticia que me gustaría leer sobre el pacto del euro es que la UE ha renunciado a ello a favor de medidas que miren más al bienestar de la gente, pero estoy seguro de que mis deseos no se cumplirán. El día 27 de junio se firma el pacto del euro y simplemente leeremos breves notas de prensa que nos informarán que la masa es un poco más esclava del capital.
¿Hasta cuándo los pueblos aguantarán estos ataques sin responder?



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