Estas últimas semanas he seguido con cierta curiosidad una noticia que ha encontrado espacio constante en los telediarios y en los periódicos. Se comenta el alto índice de contaminación atmosférica en las grandes ciudades, sobre todo Barcelona y Madrid. Cada día dan la noticia de la boina que cubre la ciudad y de los índice de no sé qué gases y de la gente que respira mal y de la espera de las lluvias que limpien el aire. Cada día nos martillan con la misma historia.
De pronto me sorprende tanta atención a este fenómeno, habitual en las ciudades desde hace mucho tiempo y que hasta ahora no se había ni siquiera comentado.
¿Por qué de repente tanta atención a los polvos finos y demás suciedades? ¿Por qué ahora?
Algo me huele mal y no es precisamente el aire contaminado.
Decido por lo tanto seguir la evolución de esta tremenda noticia cargada de tintes malsanos para ver a dónde va. Suena entonces la primera señal de alarma.
Al cabo de unos cuantos días la noticia se modifica. Frente al enemigo llamado contaminación, se informa que el gobierno estudia la posibilidad de aumentar los impuestos para los vehículos contaminantes, o sea los más viejos y los diesel. En el telediario de antena3 hasta proponen un sondeo para saber si estamos de acuerdo o no con esta medida. Una contundente mayoría contesta que sí. Empiezo entonces a ver el real trasfondo de la noticia de la contaminación en las grandes ciudades, pero sigo observando. Suena la segunda señal de alarma.
Después de seguir martilleando más días con los efectos nocivos de la contaminación y de llenar la pantalla de gente de la calle quejándose de problemas respiratorios, la notica añade un ulterior elemento. El gobierno estudia medidas para impulsar el coche hibrido eléctrico como medida para frenar la contaminación. Ya tengo las piezas de la maniobra; ya sé por qué tanta atención repentina a un fenómeno que va ocurriendo desde hace años y del cual no se hablaba a pesar de ser una evidencia. No me hace falta seguir escuchando obviedades sobre la contaminación urbana. Ya sé que la contaminación ambiental y la contaminación energética son muy fuertes en las ciudades.
Estos elementos son suficientes para componer el borrador de la manipulación made in Spain que se lanza desde los medios de comunicación.
Primero se crea la noticia desastrosa, atemorizadora, indignante. Se consultan los expertos, unos seres indefinidos que opinan sobre temas varios justamente por ser expertos. Toma vida el ente llamado contaminación, un enemigo que hay que contrarrestar como sea porque tiene efectos nocivos para la salud y el planeta. Entonces se pone en tela de juicio el elemento obsoleto que tiene que ser sustituido y se convierte en chivo expiatorio. Los expertos, esa masa amorfa que influye sobre las decisiones de los gobiernos, dicen que la culpa de la contaminación es de los coches viejos; si lo dicen los expertos hay que hacer algo, hay que tomar alguna medida.
La misma noticia afirma que la gran mayoría de los coches que circulan son diesel porque en su momento se incentivó la venta ya que emiten menos Co2 que los coches de gasolina. Pena que los expertos no se percataran de que emiten los nocivos óxidos de nitrógeno (NOx), los actuales responsables de la boina marronosa rojiza que asfixia las ciudades. ¿O lo sabían e hicieron caso omiso para vender más coches diesel?
Sea lo que fuere, la medida correctiva recaerá sobre una gran parte de la población, ese más del 70% que quiso comprar un vehículo diesel para preservar el aire del CO2, siguiendo las indicaciones de los expertos. Muchos pagarán la eventual subida de impuesto, pero esta población atemorizada o preocupada por la tremenda noticia aplaudirá el agravio porque sirve para contrarrestar el enemigo. No importa si es una medida estúpida que no sirve para nada porque estos vehículos seguirán circulando y contaminando. La población está emotivamente predispuesta al agravio fiscal, como demuestra el sondeo de antena3. De pronto las arcas del estado reciben un dinero extra en un periodo de dificultad económica en el cual es complicado pedir más dinero al contribuyente. Primer objetivo cumplido.
Sin embargo la maniobra no termina aquí. Primero se crea la tremenda noticia, segundo se enseñan el culpable y las medidas que enmiendan su fechorías. Como los manipuladores saben perfectamente que esto no solucionará nada ya tienen planeado el siguiente movimiento, el tercer elemento, el elemento positivo que lo arregla todo: el nuevo coche híbrido. Frente al enemigo contaminación y a sus lacayos diesel se forma el ejercito de nuevos coches híbridos, los salvadores del aire limpio. Unos salvadores que además pagarán menos impuestos. Los expertos dicen que hay que fomentar el uso del coche híbrido. Segundo objetivo cumplido.
La estrategia se ha completado. Se cierra el círculo.
Estamos delante de un ejemplo práctico de manipulación mediática. El objetivo es doble; por un lado asegurar un ingente ingreso extra a las arcas del estado y por el otro impulsar la industria del automóvil que justamente en estos años está sufriendo un importante revés a causa de la crisis. Lo mejor es que todo esto ocurre con el beneplácito de la población que primero aplaude el agravio fiscal que elimina el enemigo y luego seguramente comprará un coche eléctrico por el bien del planeta y de toda la humanidad.
No soy ningún adivino si preveo un aumento de psicosis sobre la contaminación urbana, inducido por los medios de comunicación al unísono. Es un tema que ocupará periódicos y telediarios en los próximos meses.
Tampoco soy ningún adivino si vaticino un aumento de las ventas de los coches híbridos, marcado por una política de agravio y deducción fiscal. Todo esto es posible porque las manipulaciones son estudiadas finamente para que no fallen y reporten el deseado beneficio económico a los manipuladores.
No soy ningún vidente si afirmo que detrás de todo esto está la industria automovilística castigada por la crisis en connivencia con los gobiernos.
La industria automovilística quiere vender más coches. Para eso necesita el apoyo de los gobiernos. De pronto veo unas reuniones informales en algún club social exclusivo donde se plantea la cuestión. El automóvil plantea su difícil situación al gobierno, solicitando algún tipo de ayuda. El gobierno está dispuesto a colaborar porque necesita que las estadísticas de consumo se recuperen, ya que se trata de un medidor del nivel de crisis. Colabora entonces; los datos sobre la recuperación del consumo inyectarán optimismo en la gente y votos en las urnas. Sin embargo el gobierno ha de recuperar previamente el dinero que luego no recibirá por las facilitaciones fiscales
¿Cómo exprime el gobierno más dinero al ciudadano? Algún impuesto es la solución. Hacer digerir otros aumentos al pueblo es difícil, pero se logra si el pueblo está emocionalmente predispuesto a ello.
¿Cómo se predispone el pueblo? Con lo de siempre: drama, psicosis colectivas, miedos, inseguridad. Una vez generada la psicosis, es cuestión entonces de lanzar aquellos inputs que los manipuladores quieren que el pueblo acepte como solución al mal.
La contaminación urbana es perfecta para este propósito; los expertos se ponen manos a la obra. Nunca se ha hablado de ella a pesar de su evidencia en las ciudades y de repente ahora la encontramos en todos los medios de comunicación. Todos.
¿Y el aire limpio? ¿Le importa realmente a alguien de los presentes a esta reunión social? ¿Le importa el planeta? Claramente no.
¿Qué les importa entonces a los presentes a la reunión? Seguir ganando montones de dinero.
Esta segunda medida no sirve para nada. Puede que el aire se beneficie, pero ¿qué va a pasar con la creciente demanda de suministro eléctrico para recargar la nueva flota de vehículos híbridos? Estos coches necesitarán más energía que se genera en centrales eléctricas contaminantes, por lo tanto si aumentamos la producción de energía, aumentamos también la contaminación que se revierte en el aire. Por un lado quitamos y por otro ponemos.
Además aumentar la producción de energía implica gastar más en petróleo y demás combustibles… ¡ah no!, me olvidaba que para eso los gobiernos ya tienen la solución diseñada. Ya se celebró la reunión con la industria de la electricidad.
No tardaremos mucho en ver la máquina de la manipulación mediática en acción.
El siguiente capítulo de la saga dice que para ganarle el pulso a la contaminación necesitaremos nuevas centrales nucleares que no ensucian el aire…