En 1917 Fátima fue teatro de un conocido espectáculo mariano que se reprodujo el 13 de cada mes desde mayo hasta octubre.
La Virgen apareció a tres chiquillos de nombre Jacinta, Francisco y Lucía. Los primeros dos son hermanos, mientras que la tercera es su prima.
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Jacinta |
A primera vista, observando las fotos de los rostros, se ve que Jacinta está guiada por una energía extraterrestre de origen sauriano; Francisco en cambio da la sensación de encontrarse allí por equivocación mientras Lucía destaca sin dudas sobre los demás y revela ser la verdadera protagonista energética de lo sucedido, aquella que difundirá en los años el mensaje de Fátima. Estas informaciones que recibo observando a los tres pastorcillos son posteriormente confirmadas cuando leo la historia del encuentro con la Virgen y analizo las primeras revelaciones que reciben los tres.
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Sauriano |
En primer lugar Lucía es quien habla desde un principio con la blanca señora, mientras los demás callan, lo que confirma su absoluto protagonismo. Lucía pregunta, conversa y hasta contesta positivamente a la Virgen cuando ésta le pregunta si están dispuestos al sacrificio y a la penitencia para reparar las culpas del mundo.
Hasta aquí se respeta el clásico guión religioso que promueve el heroísmo emocional del sufrimiento, ya que todas las religiones monoteístas promueven el sufrimiento y el martirio como vía para el supuesto reencuentro con su dios.
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Lucía |
El protagonismo de Lucía queda patente en todas las apariciones y se mantiene intacto en los años posteriores, tanto es que Lucía vivirá hasta los noventa convirtiéndose en la única voz de Fátima. Jacinta y Francisco morirán siendo niños, a los 9 y a los 10 años, a causa de la epidemia de fiebre española que azotó el mundo entero. Evidentemente de esta forma todas las declaraciones y testimonios de Lucía, los mismos mensajes marianos, no pueden ser corroborados o desmentidos por los otros dos videntes, como el episodio de las apariciones del ángel anteriores a las apariciones. Lucía de hecho reveló sólo en 1936, casi veinte años más tarde, las tres apariciones acontecidas en un período indefinido entre 1915 y 1916: un ángel habría aparecido a los tres niños bajo la forma de un hermoso joven para enseñarles nuevas oraciones y para darles, en la última visita, la comunión. Jacinta en aquella época tenía 5 años, Francisco 7 y Lucía 8; cuando Lucía reveló el acontecimiento su fama estaba ya por encima de cualquier sospecha y nadie dudó de la verdad del relato que por supuesto los demás no pudieron corroborar. Por otro lado el hecho de que Lucía se dedique a la vida monástica no añade ninguna credibilidad a sus declaraciones. Si además consideramos que, una vez encerrada en el monasterio, la vidente fue aconsejada para que reconsiderara punto por punto los mensajes de la Virgen bajo la supervisión de su confesor y de sus superiores, la sospecha de una manipulación partidista se transforma más bien en certeza. También las diferentes visiones de la Virgen y de Jesús que Lucía protagonizó a partir de 1925 no tienen más prueba que la palabra de la vidente.
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Francisco |
El papel secundario de Francisco, mero testigo de las apariciones, es evidente desde la primera aparición del 13 de mayo de 1917; a la pregunta de Lucía –recuerdo que siempre habla ella- si los tres irán al paraíso, la Virgen advierte que Jacinta irá directamente al paraíso mientras que Francisco tendrá que rezar muchos rosarios. Este detalle indica por un lado que los saurios han invertido mucha energía para que las apariciones ocurrieran aunque no sean los protagonistas; su protegida, Jacinta, saldrá pronto de escena pero ya tiene asegurado su lugar en el paraíso, o sea la recompensa. Por otro lado aquella respuesta nos confirma también que Francisco realmente se encontró allí por azar; de hecho la Virgen no lo salva sin la reparación de las oraciones, algo sospechoso considerando que Francisco en el momento de las visiones tenía tan solo 8 años. ¿Cómo puede necesitar muchos rosarios para subir al cielo un niño de 8 años en el Portugal rural de inicio de ‘900? ¿Cuáles pecados debía purgar siendo tan jovencito? O la Virgen no tiene mucha piedad cristiana o más bien Francisco, desde el punto de vista energético, no forma parte de los grupos que intervienen directamente en las apariciones y por lo tanto no tiene garantizada ninguna recompensa directa. Era un mero testigo; no se le concede ningún regalo, sino que tiene que ceder su energía liberándola en forma de rezos si quiere que lo salven.Otro detalle que me confirma el papel accidental del niño se encuentra en el hecho que Jacinta y Lucía ven y oyen a la Virgen, mientras que Francisco solo la ve. El protagonismo de Lucía, en cambio, se refuerza por el especifico requerimiento que le hace la Virgen de transcribir su mensaje; para eso Lucía, hija de humildes campesinos, tendrá que aprender a leer y a escribir ya que en aquella época la instrucción estaba reservada a las clases ricas.
Cuando la aparición es aceptada por las multitudes y cuando quienes la habían provocado obtienen el objetivo previsto, entonces Jacinta y Francisco ya no sirven. Llega la española y mueren, como había anunciado la Virgen.
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Lucía monja |
Mientras la historia se tiñe de un toque dramático, Lucía obtiene vía libre para convertirse en única portavoz de Fátima, respetando de esta forma el típico guion de un caso como este. De hecho para evitar que el número cada vez mayor de devotos que ceden su energía personal para obtener la promesa de la sanación la moleste, se retira al convento, lo que aumenta desde luego el morbo y la curiosidad hacia ella: una perfecta orquestación para aquello que se convertirá junto a Lourdes en meta de incesables peregrinajes. De esta manera se termina de forjar la fantasía de la aparición de la Virgen en Fátima.
La aparición fue real, pero los datos hablan claro; en realidad se trata de la aparición y contacto con una energía extraterrestre disfrazada. En el caso de Fátima es bastante evidente, si consideramos que nadie además de los tres niños ve a la blanca señora. Los testimonios hablan más bien de esferas luminosas, de una nube blanca que desciende sobre una encina y esto demuestra que se trata de formas de energía extraterrestre. En la segunda aparición los testigos ven una nube blanca que se levanta de la encina, sube al cielo y luego desaparece. Escuchan un ruido de trueno. De repente antes de la aparición ven un resplandor en el cielo despejado. En la aparición del 13 de septiembre el vicario general de Leiria describe un globo luminoso que se desplaza lenta y majestuosamente por el aire, el mismo globo que ve la mayoría de los presentes. Estas son las mismas experiencias que cuentan las personas que han avistado naves espaciales, por lo cual se deduce claramente que en Fátima se manifestó una forma de energía extraterrestre, tecnológica que por alguna razón quería ser reconocida como si fuera la Virgen.
El hecho de que en Fátima no apareció la Virgen, sino una nave espacial de alta tecnología, lo testimonia también el conocido milagro del sol ocurrido el 13 de octubre de 1917.
La Virgen les había prometido a los videntes un milagro para que todo el mundo les creyera y efectivamente mantuvo la palabra dada, aunque finalmente no fuera ningún milagro sino la exhibición de una nave espacial. El 13 de octubre fue un día lluvioso y una gran multitud se había reunido alrededor de los tres chiquillos cuando la Virgen apareció pidiendo las oraciones y las penitencias habituales. Antes de que se fuera según el relato de los testigos, el cielo se abrió de golpe y todos pudieron ver lo que creyeron ser el sol. Creyeron que era el sol, pero en realidad vieron una nave espacial extraterrestre. Hay varias pruebas de ello que no dejan lugar a dudas; en primer lugar la gente pudo observar el sol sin quedarse deslumbrada o cegada. Un profesor universitario que se encontraba en el lugar lo describió como un disco con un claro perfil, rutilante pero sin deslumbrar, de un color nítido que iba cambiando y que parecía el oriente de una perla. Con menos poesía, acercándonos más a la realidad del disco volador, un periodista lo definió como una plancha de plata pulida, el metal de la nave, mientras que un niño contó que había visto un globo de nieve que daba vueltas. El disco con el claro perfil, la plancha de plata y el globo indican claramente que aquello no fue un milagro del sol, sino la maniobra de una nave espacial extraterrestre. Los testimonios de los presentes corroboran aún más este hecho cuando hablan de una increíble fuente de luz que rotaba sobre sí misma y emitía en rápida sucesión unos rayos de luz amarilla, verde y roja. La nave se movió dando tres saltos y la multitud de presentes creyó que el sol precipitaría sobre la Tierra, lo que provocó pánico y miedo entre la gente. El espectáculo estaba servido y la aparición de la Virgen era de esta manera ratificada, aunque la gente hubiera visto una nave espacial tecnológica.
Otra prueba aplastante que nos habla de la presencia de una nave espacial disfrazada de Virgen –y ahora empiezo también a preguntarme el porqué de este disfraz- se encuentra en el testimonio de Juan Carreira, un chico lisiado que junto a su madre siguió los tres videntes durante el segundo encuentro con la Virgen el 13 de junio de 1917 en la Cova da Iria. Juan acudió a la cita con la esperanza de recibir la gracia de la sanación y cuenta que no vio nada a parte del resplandor habitual en el cielo que anticipa la aparición –el destello de la nave-, pero que le pareció escuchar un sonido sutil igual que el zumbido de las abejas en la colmena.
Los investigadores de los fenómenos OVNI saben perfectamente que el zumbido de las abejas en la colmena describe el sonido producido por las fuertes corrientes eléctricas que se generan dentro de una nave espacial y concretamente en la zona de los motores. Podemos escucharlo fácilmente acercándonos a una central eléctrica donde se genera la alta tensión que luego se distribuye para el consumo cotidiano.
Este zumbido además es uno de los sonidos que caracteriza las regiones del astral, aquella dimensión o nivel energético que en su parte más densa se solapa con el nivel de la manifestación material. El astral, a grandes rasgos, es aquella dimensión en la cual las ideas adquieren una estructura, una forma antes de proyectarse en la materia densa, en el cuerpo físico. El testimonio de Juan es por lo tanto muy importante ya que por un lado nos habla de un acontecimiento, la aparición mariana, que tiene lugar sin duda alguna en el astral y por el otro especifica que claramente había fuertes corrientes eléctricas de alta tensión como aquellas que mueven algunas de las naves espaciales. Como nota tristemente irónica, la Virgen nunca le concedió la gracia a Juan y ni siquiera le proporcionó alguna comodidad material a pesar de pedirle que rezara y rezara, lo que Juan cumplió a rajatabla; la Virgen simplemente no quiso sanarle porque cambiar una estructura física deformada requiere un gasto energético inmenso ya que se trata de actuar sobre una materia consolidada. Hubiera gastado muchísima energía para lograrlo e imagino que el posible provecho no les interesó a los extraterrestres disfrazados de Virgen; seguramente vieron que el pobre hombre hubiera colaborado igualmente, sin milagros, a su causa, como efectivamente ocurrió. Además la imagen de un sacristán lisiado –Juan se convirtió en sacristán de la Capilla de las Apariciones- vende mucho ya que el fiel llega a sentir empatía con la pena y el dolor y esta empatía favorece las grandes cesiones energéticas generadas por las emociones.
La aparición de la Virgen es un fenómeno que se produce en el astral pero con la suficiente fuerza para alcanzar el último nivel de la plasmación y por lo tanto ser percibido por el ojo humano. Esto implica que quienes quisieron provocar las apariciones utilizaron mucha energía para obtener un resultado visible. En efecto para llegar hasta la materia densa desde el astral y hacerse visible, aunque no tangible, a una multitud es necesario emplear mucha energía.
Si consideramos el espectáculo montado para las apariciones marianas de Fátima, apariciones multitudinarias y no íntimas, me pregunto el porqué de tanta inversión energética. ¿Por qué tanto interés en hacerse visible? ¿Qué pretendían? ¿Qué obtienen?
Hoy en día Fátima junto a Lourdes y Medjugorie es un centro de proyección internacional donde cada año pasan millones de fieles con sus dramas existenciales para pedirle ayuda a la Virgen, que por cierto de ayuda concede bien poca si consideramos que estadísticamente las sanaciones entrarían en los casos normales del efecto placebo. Por supuesto las jerarquías eclesiásticas nos contestan que las gracias hay que merecerlas con actos de penitencia y arrepentimiento; si no obtenemos la gracia significa que no somos merecedores de ella y así se fomenta además el sentido de culpabilidad y el miedo, dos estados emocionales que les gustan mucho a las religiones porque a través de ellos controlan a sus fieles. Por lo demás la misma Virgen en una de las apariciones dijo claramente que unos enfermos serán sanados, mientras que otros no porque el señor no se fía de ellos. Frente a tanta claridad, creo que la realidad es sin lugar a duda otra.
Por eso me pregunto qué se pretendía con la aparición de la Virgen en Fátima y qué se sigue obteniendo hoy en día.
Definitivamente, el fenómeno de Fátima, igual que él de Lourdes o Medjugorie, atrae cada año a millones de fieles que acuden en peregrinaje para pedir algún tipo de gracia, generalmente vinculada con la salud o el bienestar. Millones de personas movidas por esperanzas de sanación, de mejoría económica, emotivamente alteradas por el desánimo, la tristeza, el miedo, la desesperación se van a ver a la Virgen para pedirle una solución a sus problemas. A cambio ofrecen rezos, rosarios de reparación, penitencias y todo tipo de sacrificio. De entre estas millones de peticiones solamente una mínima y miserable parte es satisfecha; el porcentaje es insignificante con respecto al número de visitas y por lo tanto de peticiones de gracia.
Comprobado que Fátima no es estadísticamente un centro milagroso, ¿qué pretenden de verdad aquellas energías extraterrestres que se mostraron con aspecto de Virgen María? ¿Por qué han querido crear aquel punto de atracción de masa? ¿Por qué han instrumentalizado la fe de millones de personas? ¿Por qué hoy en día siguen manteniendo en activo este punto? ¿Qué obtienen de ello?
Estas preguntas se responden fácilmente si somos capaces de analizar y ver la realidad de Fátima desde un punto de vista energético. Se sabe que el miedo, la necesidad aplastante, la desesperación, el vivo deseo, la súplica, la fe ciega, la angustia, son emociones que mueven grandes cantidades de energía, sobretodo en el nivel astral. Frente a una enfermedad, por el miedo a morir, o frente a un problema serio que nos revuelve emocionalmente algunos de nosotros están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de obtener la gracia. Desde un punto de vista energético esto significa que están dispuestos a ceder sin miramientos su energía para obtener la sanación o la solución al problema que los apena. He aquí la manera en que Fátima se convierte en un centro de recogida de energía de los incautos que caen en la trampa movidos básicamente por sus miedos. Una enorme cantidad de energía humana es emitida por los millones de peregrinos que cada año visitan Fátima; sus esperanzas, arrepentimientos, miedos, necesidades, deseos, los empujan a ceder porciones de energía que una por una no son nada pero que juntas son un torrente energético. En casi cien años de recogida ininterrumpida la cantidad de energía sustraída y derivada hacia los promotores de las apariciones es realmente grande.
Fátima es muy rentable, lo confirma también el particular interés que más de un papa ha demostrado hacia esta verdadera mina energética, primero entre todos Juan Pablo II que declaró haber recibido un milagro de la Virgen de Fátima cuando el atentado del 13 de mayo de 1981. Evidentemente les interesa mantener activo el centro de recogida energética de Fátima y este interés demuestra sin lugar a duda que el esfuerzo merece la pena. Las energías extraterrestres que lo han generado y puesto en funcionamiento obtienen grandes cantidades de energía astral que luego utilizan para determinados objetivos personales. De vez en cuando generan una sanación o un pequeño espectáculo energético que asombra a la gente y de esta manera garantizan que el volumen del negocio no disminuya. Basta una sola representación al año para garantizar que el interés de los fieles se mantenga vivo; por lo demás las religiones monoteístas son especialistas en tirar encima de los fieles la culpa de la gracia no recibida. El fiel no obtiene la gracia porque el señor no se fía de él, porque no es digno de ella, porque no ha rezado lo suficiente, porque no es tan bueno, porque blablá: en definitiva la culpa por no haber recibido la gracia es del fiel. Ya que no es lo bastante merecedor, digno, generoso, ¿qué tiene que hacer el fiel si quiere obtener el favor? Rezar más, ofrecer más penitencias, más rosarios, más mortificaciones, más fe…más, siempre más. Energéticamente hablando ha de entregar siempre más energía personal, lo que evidentemente hace, empujado por la necesidad que lo ahoga. Si aún así no obtiene nada, la culpa sigue siendo suya y entonces no le queda otro remedio que ofrecer el sufrimiento a su dios, o sea darle otra vez energía.
Ciertamente un negocio redondo estas apariciones…