Se supone que no se puede poner a todos en el mismo saco, pero es un hecho el nazismo creció y fue apoyado por los germanos, así que nadie me quita de la cabeza que esta gente tiene en su ADN los genes de la tiranía.
Concediendo que el pueblo no tiene nada que ver con este odioso totalitarismo, sus gobernantes actuales en cambio son la expresión del novel afán de dominio y por cierto no me resulta que hayan sido impuestos con un golpe de estado como en Italia o en Grecia. Los alemanes los han votado una y otra vez, igual que en España los borregos han votado a sus verdugos ofreciendo un claro ejemplo de lo fácil que es manipularlos.
Alemania en la figura de la heil Merkel y sus lacayos está gobernando Europa indirectamente -y no tanto-, imponiendo su nefasto modelo que está sangrando a las demás naciones. Alemania quiso imponer a Grecia el control de sus cuentas por parte de un organismo europeo, es decir alemán. Alemania bloquea continuamente propuestas para salir de la crisis que van más allá de los meros ajustes presupuestarios. Alemania impuso Padapemos como primer ministro en Grecia. Alemania instó al golpista Napolitano a que impusiera un gobierno de técnicos en Italia. Alemania dicta las líneas económicas y políticas en Europa. Alemania está acaparando el mercado de las energías renovables imponiendo su tecnología y obligando a España a renunciar al negocio a cambio de cerrar un ojo en sede europea con respecto a los presupuestos. Como dijo el premio nobel 2001 en economía Joseph Stiglitz: La Unión Europea no está rescatando a Grecia sino a los bancos alemanes. Está claro quien mueve los hilos en el viejo continente.
Ya no estamos en la Unión Europea, sino en el IV reich. Se está imponiendo el modelo alemán como si fuera la solución a todo mal, cuando en realidad es el mal mismo y el borrego se lo cree tanto que se levantan cada vez más voces que proclaman que en Europa deberíamos ser todos un poco más alemanes. Se me pone la piel de gallina, considerando además que las bases de la civilización contemporánea se perfilan en Grecia primero y en Italia después como patrias de la democracia y de la política. Alemania en cambio es la patria del nazismo, de la tecnología sin fantasía, del wurstel, del oktober fest, de ese idioma sin dulzura y del sadomasoquismo. Por eso deberíamos más bien ser todos un poco más griegos e italianos, o sea ancestralmente mediterráneos y solares.
Si algún borrego tiene duda de que estamos en el IV Reich capitanado por la heil Merkel, que sepa que un emisario de esta señora, Volker Kander presidente del grupo parlamentario del partido de la teutona, ayer dio el visto bueno a los presupuestos generales del estado, elogiando España por el rigor demostrado.
Después de haberse reunido con el felpudo Rajoy y con el verdugo Montoro el emisario ha declarado: Le hemos dicho al gobierno que están en buen camino, que es el correcto, dejando claro que Alemania daba el visto bueno a los presupuestos españoles. ¿Cuándo se ha visto tanto descaro en una soberanía democrática? Esto se llama injerencia.
Kander además declaró que los encuentros estuvieron marcados por una buena sintonía, que realmente significa que los españolitos se bajaron los pantalones delante de los alemanes y se limitaron a repetir jawohl, jawohl.
Si aún al borrego le quedan dudas, a las declaraciones del emisario de Berlín se suman las del embajador reihnhard Sildeberg que por lo visto también estuvo presente en las reuniones. Al anunciar que probablemente el próximo otoño se celebrará en Madrid una conferencia de inversores alemanes que buscarán mano de o bra en España ha declarado: Una España con una serie de reformas como la laboral o la financiera podría considerarse un país atractivo para los inversores alemanes.
Traducido al lenguaje real significa: una España con despido libre, indemnizaciones ridículas, salarios de miseria, derechos nulos para los trabajadores y facilitaciones fiscales para las empresas podría interesar a los explotadores neoliberales alemanes.
Naturalmente estas consideraciones son elucubraciones de mentes perturbadas como la mía ya que Kandler explicó que se trataba de una visita de amistad para informarse de la marcha de las reformas. Ahora que un representante de un estado meta la nariz en los asuntos soberanos de otro se llama visita de amistad, igual que se llamaron indicaciones no vinculantes las órdenes que el BCE envió por carta al anterior ejecutivo. Que además esta visita de amistad se produzca precisamente el día anterior de la aprobación de los presupuestos más odiosos de la democracia española es pura casualidad, como es casualidad que se produzca cuando la situación de Espana preocupa cada vez más a los jerarcas europeos, aquellos que no son elegidos por los ciudadanos y tienen conexiones con los mercados.
Después de haberse reunido con el felpudo Rajoy y con el verdugo Montoro el emisario ha declarado: Le hemos dicho al gobierno que están en buen camino, que es el correcto, dejando claro que Alemania daba el visto bueno a los presupuestos españoles. ¿Cuándo se ha visto tanto descaro en una soberanía democrática? Esto se llama injerencia.
Kander además declaró que los encuentros estuvieron marcados por una buena sintonía, que realmente significa que los españolitos se bajaron los pantalones delante de los alemanes y se limitaron a repetir jawohl, jawohl.
Si aún al borrego le quedan dudas, a las declaraciones del emisario de Berlín se suman las del embajador reihnhard Sildeberg que por lo visto también estuvo presente en las reuniones. Al anunciar que probablemente el próximo otoño se celebrará en Madrid una conferencia de inversores alemanes que buscarán mano de o bra en España ha declarado: Una España con una serie de reformas como la laboral o la financiera podría considerarse un país atractivo para los inversores alemanes.
Traducido al lenguaje real significa: una España con despido libre, indemnizaciones ridículas, salarios de miseria, derechos nulos para los trabajadores y facilitaciones fiscales para las empresas podría interesar a los explotadores neoliberales alemanes.
Naturalmente estas consideraciones son elucubraciones de mentes perturbadas como la mía ya que Kandler explicó que se trataba de una visita de amistad para informarse de la marcha de las reformas. Ahora que un representante de un estado meta la nariz en los asuntos soberanos de otro se llama visita de amistad, igual que se llamaron indicaciones no vinculantes las órdenes que el BCE envió por carta al anterior ejecutivo. Que además esta visita de amistad se produzca precisamente el día anterior de la aprobación de los presupuestos más odiosos de la democracia española es pura casualidad, como es casualidad que se produzca cuando la situación de Espana preocupa cada vez más a los jerarcas europeos, aquellos que no son elegidos por los ciudadanos y tienen conexiones con los mercados.
Todo es casual, menos mal que en medio de tanta casualidad España tiene una firme certeza: la bendición de la señora Merkel...
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