Grífols es una multinacional
española de hemoderivados, es decir de
productos que derivan de la sangre; gracias a este peculiar negocio el año
pasado realizó ventas por un valor de
más de 2.300 millones de euros, incrementando sus beneficios del 4,6%. Desde
luego dentro del sistema médico alopático, basado entre otras cosas en el
comercio de la sangre, y dentro del capitalismo neoliberal se trata de una
actividad muy rentable. La medicina oficial, sus operaciones de cirugía
invasiva, su empeño en preservar la vida física aunque sea en condiciones
lamentables no pueden prescindir de la sangre para sobrevivir, igual que los
vampiros.
Ya que la sangre no se puede producir
artificialmente hay una auténtica obsesión por obtenerla de
donantes en dosis masivas para luego venderla a hospitales u hacer experimentos de todo tipo con
ella. Y hay empresas del capitalismo globalizado como Grífols que se alimentan
con todo este movimiento de sangre, igual que los vampiros.
No ha de extrañar por lo tanto
que los modernos vampiros del capitalismo como Victor Grífols, presidente de la
compañía que lleva su nombre, pidan ahora públicamente que el gobierno permita
pagar a los criadores de sangre como ocurre en otros países. En EE.UU. o en
Alemania –siempre son los mismos protagonistas cuando se trata de noticias
vinculadas al neoliberalismo- los criadores de sangre existen desde hace tiempo
y están remunerados.
Durante una conferencia en
Esade, la escuela de negocios que fabrica y programa mentes neoliberales, el directivo de la multinacional ha declarado que la
venta de sangre para los parados sería una forma de vivir y que por ello Grífols
podría pagar hasta 70 euros por semana.
Para este
vampiro solo hay ventajas en la compraventa de sangre: en Estados
Unidos se gastan unos 600 millones de dólares en pagar a los criadores y este
dinero podría quedarse en España. Además ha apuntado a que el plasma sanguíneo
perdido se recupera de forma muy rápida, de manera que no se producen
inconvenientes para la salud del criador. En su intervención no podía faltar la
excusa de la crisis que últimamente permite introducir todo tipo de
barbaridades; explicó que los 147 centros
de donación –sería más correcto decir venta- de plasma que Grífols tiene en
Estados Unidos podrían trasladarse a España, creando hasta 6.000 puestos de
trabajo. En fin, una ventaja tras otra, aunque por supuesto al vampiro se le
olvidó especificar las verdaderas ventajas que no son precisamente para la
comunidad, es decir las tremendas ganancias que la cría de sangre generará para
la multinacional, un dinero ganado sacando literalmente la sangre a la gente
necesitada.
Claro que las
multinacionales, los bancos, las corporaciones, el capitalismo neoliberal, los
empresarios sin escrúpulos ya lo hacen; los vampiros ya ganan montones de
dinero sangrando metafóricamente a la gente. ¿Por qué entonces no hacerlo literalmente?
Y una vez que se paga a los parados para obtener su sangre, ¿por qué no pagarlos para que vendan un riñón, un pulmón, un trozo de hígado o un ojo? Total todo tiene un precio y todo se puede comprar o vender para ciertos hombres de negocios.
Y una vez que se paga a los parados para obtener su sangre, ¿por qué no pagarlos para que vendan un riñón, un pulmón, un trozo de hígado o un ojo? Total todo tiene un precio y todo se puede comprar o vender para ciertos hombres de negocios.
Sin lugar a duda la
profesión de criador de sangre tiene mucha perspectiva de futuro.