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1 mar 2012

Barcelona Mobile World Congress y el clima.

The Big Mobile is watching you
Esta semana se celebra en Barcelona la conocida feria de la telefonía móvil, el Mobile World Congress, que reúne en un escaparate que derrocha poderío las arrogantes compañías del sector con sus novedades tecnológicas.

Impresiona ver el montaje, las furgonetas negras de cristales ahumados con los logos de las empresas, los cochazos, el movimiento de gente tecnificada; en la hostelería se frotan las manos porque notoriamente esta gente tiene dinero y ajenos a la crisis lo derrochan en copiosas comidas, copas y putas. No solo los hoteles están completos sino que los burdeles no dan abasto y llegan putas de refuerzo desde otros puntos del territorio español. En los alrededores de la feria apuestos jóvenes y chinos de la nueva inmigración distribuyen tarjetas de club de alterne que ofrecen servicios sexuales delante de las narices de los policías que inundan la calle.

Para los habitantes de Barcelona no hay un taxi disponible y hasta los precios de las consumiciones suben durante esta fantástica semana que es un negocio redondo para la ciudad, sobre todo para la multitud que no trabaja en el sector del turismo/hostelería.

En la feria se exponen las últimas novedades de este sector que mueve cantidades de dinero inimaginables.  Fui a investigar qué tipo de energía se mueve allí y descubrí  un nivel de vibración vinculado a la energía masculina, muy fuerte, denso,  compacto, y de un color gris oscuro, casi negro. No es casualidad que haya tanto color negro entre los congresistas. Es una energía que atrapa,  fascina, embruja y finalmente se alimenta de quienes son fagocitados; con tanto embrujo  no me extraña que haya cantidad gente enganchada que consume compulsivamente la tecnología del móvil. Aquella energía me sentó muy mal; salí de la feria con un dolor de cabeza muy fuerte y con algo de taquicardia, así que tuve que hacerme una profunda limpieza energética para recuperar mi habitual estado.

Toda esta tecnología y su gente robótica mueven el mundo, pero hay algo delante del cual caen miserablemente a pesar de su poderío energético.
Ha sido un invierno muy seco y mite; no es la señal del calentamiento global, sino de las anomalías climáticas que preceden una pequeña glaciación, porque hacia eso vamos a pesar de lo que la ciencia oficial quiere vendernos. En tres meses ha caído un 60% menos de lluvia y varias ciudades, entre la cual está Barcelona, han registrado un record de días seguidos sin ver ni una gota.

La lluvia no limpia el aire así que Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao encabezan la lista de ciudades que enferman bajo una insoportable capa de contaminación que supera todos los límites fijados por la Unión Europea. A pesar de la insostenible polución los ayuntamientos no hacen absolutamente nada para no tomar medidas que se consideran impopulares; en media Europa se restringe la circulación de vehículos, se fomenta el transporte público o el uso de la bicicleta y aquí ¿qué hacen? Aumentan las tarifas de metro y autobuses, favorecen el uso del coche particular y suben la cuota del servicio público de alquiler de bicicletas, el Bicing. Cosas del capitalismo.

Bajo esta capa de polvos finos y de partículas varias con la llegada de la primavera, que este año se ha adelantado, los virus proliferan provocando varias enfermedades; la sequedad del aire afecta a las vías respiratorias, a la piel y a los ojos, la anticipada polinización de los árboles aumenta los problemas derivados de las alergias. Cualquiera que vive en una urbe operosa sabe de lo que hablo y los asistentes al Mobile World Congress sabrán en dos días de lo que hablo.

Tanta tecnología, tanto poderío energético, tanto derroche de dinero, pero delante del clima, de los fenómenos atmosféricos, de Gea caen miserablemente como todos. Me hace gracia. Su arrogancia, su superioridad, sus adelantos tecnológicos que -nos venden-  mejoran la calidad de vida, ¿dónde quedan delante de la falta de lluvia provocada por las mutaciones climatológicas?

¿De qué  sirve tener un móvil con proyector y miles virguerías más si al final no puedo respirar aire limpio y me paso la mayoría del tiempo con problemas respiratorios? ¿A qué sirve tanta tecnología que supuestamente mejora la calidad de vida? ¿Me ayuda a vivir una vida sana y equilibrada? ¿ A la tecnología y a su ejército les importa el bienestar de la gente o solo quieren sacarle dinero? ¿La tecnología crea vida o la destruye?

Yo no tengo la menor duda: entre Gea y la tecnología elijo a Gea.

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