Si hay algo que me pone nervioso además de la falta de sentido común de buena parte de la raza humana es su tendencia al borreguismo acrítico. Cierto es que esta mayoría descerebrada no tiene la culpa de que la élite dominante le haya fundido las neuronas a base de televisión basura, de playstation, de Iphone, de manipulación mediática, de venenos en la comida y demás sandeces.
Carrer Diputació |
Me había prometido a mi mismo callar, pero frente a tanta retorica barata sobre los incidentes en Barcelona el día de huelga general no puedo.
A última hora el jueves pasado por el centro de la ciudad condal hubo quema de contenedores y destrozos de escaparates con las consiguientes cargas policiales. No fue una novedad; aquí suele ocurrir, es algo previsible, pero los medios de (des)información de todo el mundo se han hecho eco de lo ocurrido como si fuese algo digno de nota. En realidad este tipo de noticias les proporciona a los (des)informadores el dramatismo que necesitan para bombardear emocionalmente a los borregos y de esta forma manipularlos.
A partir de estas informaciones distorsionadas empieza el baile de comentarios de las fuerzas políticas, periódicos y demás siervos del poder. Al unísono se eleva la condena hacia los violentos antisistema que enturbian la huelga pacífica y las reivindicaciones dignas. El borrego descerebrado se une a la repulsa acrítica, repitiendo como un autómata las consignas del poder. La emoción se apodera de la masa y la crítica acrítica se estandariza. Beeee, beeee, beeee. No se oye otra cosa.
Las masas supuestamente despiertas también se suman a la condena globalizada; los pacifistas levantan su peace and love y sus flores, flores a las cuales los mossos por cierto responden con gas lacrimógeno disparando pelotas de goma. Por otro lado, los opositores al nuevo orden mundial critican la violencia porque sostienen, efectivamente con razón, que la élite está precisamente buscando el caos para imponer sus medidas restrictivas a las libertades personales. Todo el mundo condena públicamente la violencia de estos grupos que la propaganda del régimen neoliberal describe como una fuerza paramilitar organizada y experta en guerrilla urbana. Llevamos desde el jueves mismo escuchando los estribillos del vomitivo políticamente correcto.
Ciertamente a la noche el centro de Barcelona olía a contenedor quemado, volaban piedras, botellas y grupos de jóvenes encapuchados huían de los disparos de los robocops de la Generalitat. Ciertamente el suelo de la plaza Catalunya estaba recubierto de piedras lanzadas por los antisitema. Ciertamente algunos escaparates de Starbucks, Zara, el Corte inglés y del Deutsche Bank estaban rotos y arrancados. Esto se llama violencia física y no niego que fuera empleada.
Sin embargo la violencia física no es la única forma de violencia. Existen también la violencia emocional y la violencia mental. La explotación es otra forma de violencia. La arrogancia y el paternalismo son violencia. La imposición y la manipulación son violencia. No son tan impactantes como la violencia física, pero son más dañinas dentro de lo que cabe. Estas formas de violencia silenciosa además las padecemos a diario todos los ciudadanos del mundo por parte del sistema.
Mossos cargan contra madre e hijo en Pl. Catalunya |
Cuatro contendores quemados, unos pocos escaparates de multinacionales explotadoras destrozados y un par de oficinas de usureros reventadas no me parece gran cosa. ¿Quiénes son los verdaderos violentos?
Pl. Catalunya mossos preparando la carga |
La verdadera violencia es la violencia del sistema capitalista y de la élite neoliberal que ha extendido sus garras sobre el mundo entero. Violencia son sus imposiciones paternalistas, su explotación del planeta, su desprecio hacia la justicia social, su corrupción, su afán de control, su arrogancia, su clientelismo. Violencia es desprestigiar al presidente de Ecuador Correa y dar el nobel para la paz a Obama. Violencia son las comisiones abusivas de los bancos. Violencia es no tener acceso a una vivienda. Violencia son las imposiciones dictatoriales de la Merkelué. Violencia es la persecución de los indios y de su territorio por parte de las petroleras. Violencia es la reforma laboral…
Lo demás, cuatro contenedores quemados y dos escaparates reventados, es pecata minuta.