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Maíz Monsanto |
La cultura de los transgénicos es una aberración
y un atentado contra toda ley coherente de la naturaleza. Al día de hoy con la
gran cantidad de información disponible sobre los extensos daños directos e
indirectos provocados por el cultivo de los transgénicos defender los cultivos
de empresas como Monsanto quieres decir solo dos cosas: somos ignorantes, en el
sentido que ignoramos la realidad de las cosas, o somos de Monsanto.
Otro estudio se ha unido a los que ya existen para
demostrar la peligrosidad de los cultivos transgénicos para la salud. Un equipo de
investigadores franceses ha publicado en el International
journal of Biological Science un estudio que demuestra como tres variedades de
maíz genéticamente modificado por la multinacional estadounidense afectan el
funcionamiento de varios órganos vitales. Concretamente han demostrado que las semillas
Mon863, Mon810 y Nk603 provocan fallos en el corazón, el hígado, los riñones, el
bazo, las glándulas suprarrenales e incluso las células sanguíneas de las ratas
de laboratorio cuando se incluyen en su dieta.
Los investigadores dejan claro que el maíz de
Monsanto es tóxico para la salud, así que no se entiende cómo es posible que en
EE.UU. y Europa tales variedades de maíz estén aprobadas para el consumo. No se
entiende a menos que no se sepa que las autoridades que deberían velar por la
salud de la población por un lado y los políticos que legislan por el otro
están completamente vendidos a empresas como Monsanto. En EE.UU., y tristemente cada vez más
también en Europa, es común ver a dirigentes de multinacionales que terminan trabajando para la administración pública o al revés. Esto provoca
una clara injerencia del capitalismo privado en asuntos tan delicados como la
alimentación o la salud de las personas; se genera así una odiosa connivencia entre poder legislativo y dinero en detrimento de los intereses de los
ciudadanos.
Multinacionales como Monsanto deberían
desaparecer del mapa, pero es evidente que la cantidad de dinero que mueven es
tan impresionante que es capaz de comprar las conciencias de políticos y
dirigentes de agencias como la FDA o EFSA (Autoridad europea de seguridad
alimentaria).
Si el maíz es tóxico, ¿no lo son las patatas y demás alimentos transgénicos que ya se están consumiendo?
Los consumidores están vendidos a Monsanto y
demás multinacionales. Borrego, sigue borregueando...
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